sábado, enero 31, 2009

La inauguración del "closetpaper"

pues se trata de las puertas del closet de mi cuarto de entretenimiento, que el día de hoy se inauguró como muro de exposición para registrar todas mis visitas y entradas a lugares que en el rol de turista ando descrubriendo y redescrubriendo en la Ciudad de México.
El día de hoy ha sido uno de esos que tal como me lo propuse, ha estado lleno de sabor de ciudad.
Aunque comencé en la madrugada con atendiendo unos asuntos del trabajo, para aprovechar el insomnio y evitar que el día no me alcanzara para todo lo que se pudiera, unas horas después estuve cambiando mi teléfono, a domicilio. Ese hecho no tuviera nada que ver con este tema si no es porque elegí el super fabuloso LG Secret que con su cámara integrada de 5 megapixeles y memoria de 4 Gb será mi nuevo compañero en mis recorridos por la ciudad y por otros parajes a donde me lleven mis pies, el metro, el pesero, un taxi o un avión. Y de todas formas debo confesar que ando emocionada porque ya me lo entreguen jejejeje.
En fin... luego de pasar a dejar mis zapatitos que ya necesitaban nueva suela, me dirigí al Auditorio Nacional. La razón es que me asaltó el deseo de ir a ver a Luis Mi en concierto, ya desde hace varios años tenía ganas de verlo y pensaba en buscar alguna entrada para uno de las presentaciones que realizará en unas semanas, cuando me encontré con la super sorpresa de que había boletos para esta misma noche, así que acabando el relato, me voy pa' llá.
Me percaté que en el Auditorio están en una exposición de fotografía con entrada libre, con la selección de algunas muy buenas fotografías del periódico Reforma. Se llama Pixel. Tiene 50 imágenes y estarán allí hasta finales de febrero, vale la pena verlo.
Con boleto en mano, divisé un kiosco de esos que ahora se encuentran en algunos puntos céntricos de la ciudad y donde se les ocurrió la fabulosa idea de rentar una bici gratis por tres horas. Lamentablemente no andaba con mi identificación oficial IFE, así que reservé el paseito para otro día y me dirigí al Centro Histórico.
La siguiente parada era el Teatro Metropolitan, donde hace unos tres años casi me boto del segundo piso de las ganas que tenía de estar cerquita de Enrique Bunbury, y es que, de todos los que estábamos ahí, quien no.
Bueno, el asunto es que iba para allá porque quería comprar la entrada para otro conciertito, pero este tiene otro tinte, Richard Clayderman. Todavía me acuerdo del cassette que tenía mi amá y que está en mi memoria desde que tengo uso de razón. Nunca me imaginé que se presentara la oportunidad de verlo, pero como así fue, pues allá vamos.
Cruzando la calle está el Museo de Arte Popular. Ese si lo tenía en la mira. En el metro la semana pasada vi que había una exposición de más de 200 piñatas mexicanas, toda una tradición en este país. Super lindo. El museo además tiene algunas salas en donde exhibe México en su folcklor, en sus tradiciones, en su gente. Tiene un bellísimo mural de Miguel Covarrubias, un mapa completo de México en el que el artista señala los recursos naturales en cada rincón del país.
Saliendo de allí atravesé la Alameda para llegar al Museo Mural Diego Rivera. Otro lugar marcado en el mapa y que vale la pena visitar. Impacta y sorprende el bellísimo mural de más de 15 mts de largo por más de 4 de alto, son 35 toneladas de arte puro. La sala está acompañada de unos cómodos sillones donde provoca pasar horas y horas contemplando esa linda obra. En el segundo piso, el museo está más bien dedicado a La Inquisición. Lo sigue acompañando algunas otras obras de Diego Rivera y cuadros de la época en la que la Iglesia tenía su Quemador oficial.
Saliendo de allí, era hora de comer, una pequeña parada y luego fuí al Centro Cultural Jose Marti. Un recinto en el que continuamente ofrecen talleres, conferencias, exposiciones y demás actividades del orden artístico.
A la vuelta está el Laboratorio Arte Alameda, un lugar que pasa desapercibido y se ubica en un templo que un tiempo fué un convento y en otro el quemador oficial de la Inquisición. En cuanto entré, supe porqué se llama Laboratorio Arte. 15 monitores proyectaban videorelatos de Marina Abramovic. Es un verdadero deleite y reto para los sentidos. Es un lugar que hay que experimentar a rienda suelta. En uno de los espacios de unos 4 x 4 metros proyecta en tres paredes distintas: la autoflagelación, el baile y el naturalismo. Otro de ellos es un salón que proyecta en toda una pared, unos 100 cuadros distintos de personas, casi todos ellos hombres en estado de meditación y oración, hombres de las culturas orientales. Los sonidos que emiten se sobreponen. Hay sillas dispuestas justo al frente para que uno verdaderamente se ponga en estado receptivo. Se llama la Cascada. Para finalizar está en un salón El erotismo de los Balcanes. En esta muestra, M. Abramovic representa la importancia que tenía en aquella cultura los órganos sexuales masculinos y femeninos. Las imágenes proyectan mujeres bajo la lluvia deseosas de que las gotas toquen su cuerpo, en el piso, una decena de hombres copulando a la tierra, así se denomina, y en la otra pared, trece hombres con trajes típicos al lado y lado de una mujer, que pudieran estar totalmente quietos si no fuera porque la cremallera abierta del pantalón deja ver su grado de excitación.
Como ya eran casi las 5 cuando salí de allí, y es la hora en la que estos lugares suelen cerrar sus puertas, decidí emprender camino a casa.
En unos minutos enciendo el Lupo Thai y a ver a Luis Mi en primera fila, jejejeje.
La ciudad me sigue sorprendiendo con tantos secretos (al menos para mi) que ofrece, que me hace pensar cómo es que esperé tanto tiempo para descubrirlos y disfrutarlos.

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