domingo, agosto 21, 2011

Relato post viajecito chévere

Tengo insomnio en el avión y una necesidad de escribir.
Regreso de unas vacaciones que empezaron, transcurrieron y terminaron de forma inesperada y por fortuna, muy grata.
Mis escuetos planes me llevaban a descubrir hermosos parajes naturales de los parques nacionales de los States.
A minutos de aterrizar en San Francisco confirmé que por algún motivo que nunca supe, la aerolínea dejó mi equipaje en Mexico. El percance y las casi dos horas de retraso extendieron mi llegada a las 4 am al hostel. Esa mañana mientras desayunaba, trataba de redefinir los planes, buscar nuevo hotel y seguir contando de 100 hacia atrás, simplemente me costaba aceptar que no me subiría al bus que esa noche me llevaría a mi primera aventura de 10 días.
Mi hermano me ayudó y a mitad del paseo volaría a Denver a encontrarme con su esposa y su mejor amigo y luego terminaría en Florida.
Era hora de disfrutar del acogedor y ventarroso San Francisco, me dejé sorprender por Napa y Sonoma (gracias a Serg por su recomendación), el Golden Gate Park con la celebración del Hare Krisna, la increíble Academia de Ciencias de California y los clásicos: el Golden Gate Bridge, el barrio chino, Fisherman Wharf, Embarcadero, Union Square, Coit Tower, little Italy, entre otros. Six Flags se coló y Alcatraz volverá a quedar para una próxima. 
Desde SF salimos en el Green Tortoise, un bus espectacular, a nuestra travesía a Yosemite, simplemente increíble y lo fue por todo: los nuevos amigos, personas geniales de Inglaterra, Suiza, New Jersey, Irlanda, Alemania, República Checa y Oakland; la comida mmm yummi, todos los días un banquete diferente; los paisajes alucinantes, camping y noches estrelladas, montañas bellísimas, lagos absolutamente hermosos, caminatas que nos llevaban a parajes divinos y vistas espectaculares y una noche coqueta de karaoke, para celebrar el fin de un viaje increíble.
Denver, otro que sorprendió. Primer día caminando en las Rockies, el Zoo, el mega alucinante museo de arte, el Capitolio del Estado, la calle 16, la aventura y tesoros verdaderos de una embarcación pirata, la vista al sol por telescopio y el encuentro con la increíble máquina que es el cuerpo humano  en el museo de ciencias, mi bolsita de 165 usd que me regalaron a la salida del museo del dinero (echo picadillo claro), un emocionante partido de baseball de Marlins vs. Rockies en el Coors Field y otra caminatica por el bello City Park. No me esperaba tanto y vaya que quedaron otros lugares por descubrir.
Y por último, los nuevos planes me llevaron a Florida, me dejé atrapar por los Universal Studios y al final renació mi gusto por Miami, un buen guía es la clave. La temporada de medusas nos mantuvo al margen de zambullirnos en esas refrescantes aguas pero eso no impidió que disfrutáramos del recorrido por South Beach, Coral Gables, Key Biscaine, el downtown y Lincoln Rd.
La forzadamente rápida despedida en el rental car shuttle probablemente evitó un par de lágrimas. Hacía tiempo no me sentía triste por partir, por separarse uno de personas divertidas y cariñosas y por darse cuenta que ha terminado y que mañana llegaremos a nuestra vida  cotidiana, al trabajo que promete una alta demanda de energía y concentración, al hogar que espera y con los amigos a quienes también amo y extraño.
Fue un viaje loco, diferente, cero planificado, durmiendo en un hostal, en un bus, en la tienda de campaña, en un hotel categoría media, en el avión y rematamos con la suite de uno muy genial, el viento estuvo a nuestro favor.
Siempre quedan durante el viaje momentos para pensar con otra perspectiva ciertas cosas, tomar decisiones, querer empezar o terminar aquello que por ahí ha quedado pendiente y por supuesto, posibles nuevos destinos para las próximas vacaciones.
Una vez más, gracias a Dios y a lo que estuvieron allí por hacer de éste, un viaje maravilloso :)

martes, enero 04, 2011

Imagine

Después de haber experimentado Dachau, el campo de concentración en las afueras de Munich, ver East Side Gallery, esa porción del muro de Berlin dejada en manos del arte, leer de la pared de John Lennon y sumergirme en varios dibujos de niños forzados a estar en Terazin y luego enviados a Auschwitz en Praga y por último pasar a un conjunto de sinagogas y museo de los judíos, no pude evitar pensar si en realidad el hombre necesita profesar una religión o culto para vivir, si requiere una serie de mandatos que le son transmitidos de sus ancestros como un régimen de su día a día y si lo necesita para validar su vida, su existencia.

Sería posible vivir sin eso? En mi ignorancia atrevida me sorprende como algunos de estos cultos determinan el modus vivendi y aquellos que lo profesan lo hacen con creencia absoluta, es parte de ellos; en otros sin embargo, es una etiqueta, como por ser algo pero con temor a la negación. El caso en todo esto es que cada quien tendrá sus motivos y desde su perspectiva, tener juicios sobre los de los demás y su fe, se convierte en algo peligroso.

En breves días, luego de que ingrese esta entrada, subiré una foto del muro de Lennon que lo plantea con una sola palabra: coexistir.
Pensarlo en los términos terrorrificos y catastróficos que caracterizaron las innumerables guerras y homicidios, es algo que saldría de cualquier proporción. Lo que no sale de eso es el día a día de un simple mortal que a veces no puede tolerarse y coexistir consigo mismo, si es que es válida esa expresión, y luego se complica cuando se trata de hacerlo con otros.
Por qué será tan difícil? Será que también tiene sus ciclos? Que es como una montaña rusa o para no hacerlo tan acelerado, con una ola tranquila con sus vaivenes? Tendrá algo que ver la luna, la estación del año o el "primero yo, segundo yo, tercero yo"?
Me suena a eso último, una fórmula para el éxito y para la soledad, a la que uno le apuesta sobre todo cuando ve llegar la prosperidad y de la que uno duda cuando lo sorprende el vacío y la insatisfacción.
Praga es tan mágico como para mi lo es Guanajuato. Es ese tipo de ciudad, que como Guanajuato, podría repetir un millón de veces. Y tras ese comentario, mi compañera de viaje confesaba que justo Guanajuato es la ciudad en la que le gustaría vivir y pasar el resto de sus días. Inevitablemente me pregunté cuál sería el lugar de mi elección y como no se me vino uno a la mente, pensé en resolverlo siguiendo lo que me gustaría hacer cuando termine mi vida de oficina, y me sorprendí al no encontrar respuestas para ninguna de las dos cosas.
Por fortuna, la angustia que sentí muchas veces cuando no encontraba dirección, no me embargó. Y prefiero pensar, quizás como consuelo, que la vida misma me lo dirá, que el rumbo es ese que indique el instinto y el corazón y que lo importante será ser fiel a aquello que me dictan. Si no fuera sincera conmigo misma, mejor tiro la toalla y entrego los guantes.
Y bueno, como a todos sus amores, Kafka me sedujo. Empezaré Carta al padre, con el leve arrepentimiento de haber dejado pasar veintitantos años para leerla.

domingo, enero 02, 2011

Mientras llegan las 17:28

Y aquí, sentada en la estación, mientras espero el tren que me llevará de Berlin a Praga, me dispongo a hacer lo que postergue sin intención hasta año nuevo: escribir unas cuantas líneas. Por tanto tiempo desde la última entrada, ésta debería ser muy interesante, pero prefiero quedarme sin promesas, solo son algunas palabras enlazadas.
Ayer, mientras salía del hotel y caminaba al punto de encuentro para conocer la ciudad, quise agradecer a Dios por las bendiciones de este año. Así, comencé a repasar cada uno de esos aspectos en los que uno suele pensar cuando se trata de revisar su vida.

Comencé por mi trabajo, quizás porque eso sea una de las cosas mas importantes y el vehículo que me ha permitido andar gran parte del camino. El primer semestre fue uno más de intenso trabajo, el segundo me puso a prueba, añadido a la decisión que tomé a mitad de año de dejar el trabajo en la oficina, evitar las madrugadas pegada a la laptop y ser consiente que el estrés y la angustia no soluciona las cosas; claro, hay una delgada línea entre eso y la indiferencia, lo que me trajo conflictos ocasionales. Lo que me emociona para este nuevo año es que justamente todo es nuevo y como lo desconocido me apasiona y se que caímos en nuevas buenas manos, mi energía ya está allí.
Seguí con mis amigos, llegué a la conclusión de que sigo siendo afortunada al seguir contando con aquellos desde hace algunos años y que con algunos otros logré un nivel mas profundo permitiéndome momentos amenos y charlas íntimas, de esas que necesita el alma. La oportunidad de seguir cultivando es latente.
Continué con mi familia y me di cuenta que no podría ser más afortunada. La inquietud que rondaba fue resuelta esta madrugada cuando leí un correo de mi madre querida.

Luego estuvo lo profesional, los estudios y demás. Quedaron dos diplomados por concluir, uno en febrero que precede a una certificación que estaba prevista para el año que acaba de terminar y otro con fechas por confirmar. Este año pasado experimenté cierto agotamiento, este año quiero mejor experimentar cosas distintas y renovadoras. La única formalidad es esta certificación que a modo de inversión está ahí puesta.
Pasé a la salud y es un hecho que desde abril, eso del ejercicio fue una pachanga completa y noviembre y diciembre se convirtieron en los años con el peor régimen alimenticio de toda mi vida: un auténtico desorden. Asunto a mejorar lo antes posible, mejor dicho, en la semana de regreso, mi cuerpecito se lo merece. Mi espíritu quiere estar en un lugar sano, cuidado y querido.
Por los irremediables temas económicos, contraje compromisos que me emocionan pero que me obligan a ser más ordenada en materia de finanzas. Algo que requiere también requiere de atención a mí arribo.
Y en los asuntos idílicos del corazón, sigo batiendo récords. Las interminables charlas con mi mejor amigo nos ha llevado a múltiples teorías acerca del arte del amor. Arte que queremos redescubrir pero que, al menos en mi caso, entre el miedo y el hartazgo, me termina fastidiando. Por lo pronto, la teoría de los pasteles ha presentado la mejor relación costo beneficio, así que lo más seguro es que siga apengándome a su único principio.
Por último, mi mente, mi cuerpo y mi espíritu me han pedido abrir las puertas hacia mi interior, la desidia le ha ganado, pero como el sol de esta mañana que salió buscándose camino con un par de grados bajo cero, así tengo que abrir el camino a mi solecito que entibie mi yo.

Estos días no he podido evitar mi soledad de más cerquita, siempre hemos vivido juntas, solo que hay ciertas temporadas que la trato con indiferencia, el caso es que últimamente he tenido ganas de una reconciliación, de una vez y para siempre. Ya puedo aceptar que es parte de mí, de lo que me define, de lo que soy y de hecho, desde esas épocas de pre-adolescencia la he buscado, así que a estas alturas para qué pretender darle la vuelta.

Desde hace mucho tiempo he sentido que esto de hacerla de escribano tiene sus recompensas. Para empezar y como diría mi amigo Felo, para qué sicólogo si tienes tu blog. También está la oportunidad de leer lo anterior y con otra perspectiva ver qué rayos pasaba por la mente al momento de esas letras. Así que como propósito cliché de año nuevo, el dos mil once augura más entradas por estos lares.

lunes, septiembre 20, 2010

Un avión, punto, cadeneta y chisme.

Hace ratico pegue un buen carrerrón y susto, pensaba que el avión me iba a dejar.
Me llamaron por los altavoces y corra por ese aeropuerto.
Llegue seis horas antes de mi vuelo, el avión partiría cuarenta minutos después de itinerario pero en realidad partió a tiempo, o unos minutos después luego del no intencional retraso.
Ruta Lima - Ciudad de Mexico, luego de pasar una semanita en el tan planeado viaje a Perú, con mi mamita.
Por fin viajamos juntas, aunque para esta hora seguramente ya esta en casita en Bogotá.

Lindo Cusco y sus alrededores, lindo Machu Picchu y sorprendente Lima.
Gente cusquena muy amable y servicial, sin embargo gente que solo se tiene a ella misma, una región que preocupa al gobierno únicamente para la captación de recursos provenientes del turismo, como pasa en muchas partes. Pero que a pesar de eso le siguen brindando a uno todo el cariño y alegría posible, para hacerlo sentir como en casa y dejarle un grato recuerdo.


Decidí aprovechar para retomar estos espontáneos escritos, tuve un lapso de tiempo en el que simplemente no me daban ganas.

En ese intermedio pinte el apartamentico, renové algunos muebles, cambiaron mis responsabilidades en el trabajo, comencé a patinar nuevamente, seguí sonando con viajar, comencé un diplomado aunque tengo pendiente terminar el de la certificación y por supuesto certificarme, sentí miedo como hace mucho tiempo no pasaba, tuve algunos acercamientos para regresar al muay thai, tejí una bufanda para mi mamita, comenzamos un rompecabezas, cociné rico rico, deje de pensar tanto en el futuro, estuve comprometida por menos de cuarenta y ocho horas y me di cuenta justo antes de estas vacaciones que estaba realmente agotada, como nunca quizás, a punto y con ganas de tirar la toalla.

En un rato, primero Dios, espero llegar a casita, tomar un baño y a trabajar, con mis diecisiete niños responsables de la oficina, un equipo tan heterogéneo que me enseña todos los días.

Me dispongo a comer la cena del avión, ver la peli y dejar que cierren los ojitos a ver si duermo un triz :)

sábado, mayo 08, 2010

Insomnio

Abro los ojos, el reloj dice 3:11 y han pasado solo algunas horas desde que nos vimos y desde que concilie el suenno. Mi primer pensamiento eres tu y en eso se me van las horas porque ya no puedo dormir.

Espero que den las seis, una ducha y salgo buscando un café. Eso, el tabaco y la música me llevan a seguir envuelta en mis enredados pensamientos.

Hace tanto tiempo que nos conocemos, hace algún otro que elegí no ponerte atención y hace tan corto que ya no puedo evitarlo.

Me dijeron que debía resolver algunos asuntos antes y que el interés es reciproco.

Pienso estando juntos y pienso como seria y luego te veo y converso contigo dandome cuenta por breves instantes que no iríamos para ningún lado, un momento después tengo la certeza que si.

Tan parecidos y tan diferentes. Tan cercanos y tan lejanos. Tan expresivos y tan despistados. Tan serios y tan risueños. Tan provocadores y tan esquivos. Y en todo eso se nos van los días y yo queriendo decirte que ahí estoy para ti, sin mas ni mas.

Pronto te veré nuevamente. Te robo una sonrisa que ilumina mis ojos y luego un hasta mañana y quizás otra noche de insomnio que no se puede evitar.