lunes, octubre 20, 2008

Un camino hacia la paz

Ya son varias décadas de conflicto armado en Colombia, por desgracia, nos distingue en el mundo el secuestro y el narcotráfico. Mientras hacía una que otra tarea, estuve viendo en NatGeo un documental que seguramente muchos ya han visto desde su estreno el sábado pasado: Operación Jaque. El especial también está acompañado por el de Fuga de las Farc.
El primero muestra detalles de la operación que el pasado 2 de julio terminó gracias a Dios con el secuestro de 15 colombianos, la mayoría de ellos de la Fuerza Pública, por quienes siento el más profundo respeto y admiración por su espíritu inquebrantable y entrega al Ejército Colombiano y al país. En el segundo, el protagonista es John Frank Pinchao, subintendente de la Policía Nacional, quien tras más de nueve años de estar en cautiverio emprende una asombrosa fuga de sus captores, bajo condiciones y peligros extremos, cruzando la selva, pasando ríos sin saber nadar, alimentándose de lo que pudiera, en algunos casos desorientado, agotado, desnutrido, enfermo, pero con el corazón y la mente en su libertad; en palabras de él, fue algo así como: "si me quedo, me voy a morir, si me fugo, me voy a morir, entonces prefiero morir pero en libertad". ¿Qué puede uno pensar ante eso?

Hay cosas que lo dejan a uno sin aliento, es inevitable no conmoverse hasta lo más profundo del ser al ver imágenes, palabras y plegarias de estas personas. En Operación Jaque, se puede ver al General Montoya expresando a cada uno de los integrantes de la operación palabras que se quedan cortas para cualquier guión de cine. Son palabras que estremecen y demuestran el verdadero liderazgo y la fe no solo en los hombres sino mucho más que eso, en Dios.

Al terminar, le queda a uno esa sensación de júbilo, de solidaridad, de felicidad, pero luego, cuando piensa que solo fueron 15 de más de 2,500 que están privados de su libertad, uno no se alcanza a imaginar la verdadera tragedia. Uno ve noticias, documentales, lee reportajes, blogs, artículos y libros, escucha las opiniones de otras personas y todos ellos se quedan cortos.

He de confesar que incluso escribir del tema provoca cierta sensación de temor.

Hoy, en un taller en el trabajo, hicimos una reflexión sobre la siguiente declaración de Gandhi:
Mantén tus pensamientos positivos porque tus pensamientos se convierten en tus palabras.
Mantén tus palabras positivas porque tus palabras se convierten en tus acciones.
Mantén tus acciones positivas porque tus acciones se convierten en tus hábitos.
Mantén tus hábitos positivos porque tus hábitos se convierten en tus valores.
Mantén tus valores positivos porque tus valores se convierten en tu destino.

Aquellas en negrita son las palabras que tienen mayor impacto en mí. Y ojo porque la misma secuencia es válida al cambiar el sentido positivo por el negativo.

El debate puede seguir, muchos dicen que Alvaro Uribe Velez, actual Presidente de Colombia, ha sido el indicado, otros dicen que todo es una completa farsa y que los colombianos estamos enceguecidos. Lo que sé es que Colombia es diferente ahora, de hecho es diferente a la Colombia de hace 7 años, cuando aún vivía allá. Los colombianos hemos creado un cierto vínculo de solidaridad y de acción. Incluso una sola oración de una sola persona, pero con todo su corazón, y esa, sumada con las de millones, hacen la diferencia. Es un acto de fe pero también de voluntades. Y no son solo voluntades de terceros. Cuando leía el texto de Gandhi es muy claro que se trata de empezar por uno mismo, por mis pensamientos, actitudes, palabras, acciones. Y es algo de todos los días, no por un ratico, no mientras es la noticia del momento, no porque es la nueva tendencia o una moda.

No es fácil, y eso es por la simple razón de que somos humanos; eso a la vez, es la mejor razón de determinar nuestra vida, de saber qué hacemos con ella. Porque somos ante todo seres concientes, con libertad de elección, por más mínima que parezca en algunos casos. Es una cuestión de elección como decía Senge.

Así que la decisión es individual. Por muchos años, durante mi infancia escuché comerciales en la TV que decían: la paz comienza por casa, yo creo que la paz comienza por uno y con uno mismo.

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